Adicciones

Comer, beber y amar: revelan los beneficios de las 7 reglas de oro para vivir más

Científicos británicos analizaron a 380 mil personas de 9 países y observaron que quienes siguen los consejos de comer sano, beber menos, hacer ejercicio y amamantar
reducen el riesgo de enfermedades.
 
 
 
Cualquier ser humano fantasea con una considerable longevidad. Tal vez sea una manera de estirar ese sentimiento de inmortalidad inherente a la niñez. Y en esa actitud todopoderosa -que a veces enmascara profundas debilidades- es que se entiende que hombres y mujeres, aun sabiendo que hay cosas que les hacen mal, insisten y las hacen igual. Ya hace bastante que las sociedades médicas aseguran a los gritos que no hay que fumar, que hay que medirse con el alcohol, que hay que comer muchas frutas y verduras, poca carne, hacer ejercicio. Y sin embargo, nadie parece escucharlos. Ahora, y como para que quede bien claro, un grupo de científicos británicos midió los efectos concretos de llevar una vida sana respetando siete reglas de oro. Los resultados, impresionantes. Ahí van sólo algunos: mantener hábitos cotidianos saludables reduce un 20% el riesgo de morir de cáncer, un 50% de tener enfermedades pulmonares y un 44% de sufrir infartos.
La conclusión es de un grupo de científicos del Imperial College de Londres, y el estudio fue publicado recientemente en el Journal of Clinical Nutrition.
 
Los investigadores analizaron los datos de 380.000 personas de nueve países
europeos.
Los resultados mostraron que aquellos que se atenían estrictamente a las siete reglas logaron reducir en por lo menos un 34% el riesgo de morir de una de las principales enfermedades circulatorias o respiratorias, entre ellas el ACV y la angina. El riesgo se reduce también para otros tipos de enfermedades, incluido el cáncer.
 
Las siete reglas de oro no son nuevas. Fueron elaboradas hace seis años por el World
Cancer Research Fund y el American Institute for Cancer Research. Ahora fueron reconsideradas por los investigadores porque demostraron ser válidas y eficaces. “Este amplio estudio europeo –explicó Teresa Norat, principal autora de la investigación– es el primero en mostrar que existe una fuerte relación entre el seguimiento de los consejos y una reducción del riesgo de morir de cáncer, enfermedades circulatorias y dolencias respiratorias”.
 
“Hay que decir que, en el cáncer, el peso genético es muy importante, y a eso no le
podemos escapar, pero también está lo ambiental –dice el director del instituto de Oncología Angel Roffo,
Ricardo Kirchuck–. No es lo mismo comer bien que comer mal. Hay tumores que se relacionan exclusivamente con la dieta. De hecho en el decálogo para no tener cáncer, no fumar y alimentarse bien encabezan la lista, mientras el tener buenos genes está último, y a modo de broma”.
 
“Coincidimos plenamente con las propuestas de las reglas tendientes a reducir la incidencia de las enfermedades crónicas no transmisibles, que en las próximas décadas
serán el motivo principal de preocupación de las autoridades de salud de todos los países y en particular de los poco desarrollados o en vías de desarrollo. Esta preocupación fue motivo de una reciente Asamblea General de las Naciones Unidas a la que asistieron numerosos jefes de estado y en sus conclusiones se insistió en que se ejecuten las normas de prevención de estas enfermedades”, dice Roberto Pradier, al frente del Instituto Nacional del Cáncer. 
La nutricionista Mónica Katz también acuerda con estas siete reglas de oro, y dice por qué: “Existe evidencia que la presencia de grasa corporal en sí misma se asocia a mayor incidencia de cáncer de cualquier localización”. Agrega que si no hay tiempo para una caminata de media hora seguida, se reemplace por tratar de hacer la mayor cantidad de cosas caminando (“hay que sumarle pasos a la vida”). Y con respecto a la carne, el cuidado mayor hay que tenerlo en el modo de cocción.
La Fundación Cardiológica Argentina adhiere a las siete reglas, pero igual ya tiene su trípode del corazón sano: no fumar, comer sano, hacer actividad física. “Siguiendo esas reglas, se reduce un 50% la posibilidad de infarto, ACV y muerte súbita”, dice el cardiólogo Jorge Lerman. “Pero el cumplimiento es muy pobre, la ignorancia es grande y, por otra parte, en estas enfermedades no hay síntomas, son asesinos silenciosos”.
 
Fuente: Clarín.com

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