Adicciones

Muchos padres se enteran de la adicción de su hijo en el hospital

Se atienden unos 250 pacientes intoxicados por fin de semana en la guardia local. Cada vez con más frecuencia, los progenitores descubren que sus hijos son adictos al alcohol o las drogas cuando llegan a la guardia del hospital Banda o la policía los lleva a sus hogares. Una noche de excesos suele llevar a muchos adolescentes y jóvenes a la guardia del hospital Antenor Álvarez. Ese lugar se convierte, a menudo, en la caja de resonancia de conflictos familiares irresueltos y que devela una dramática situación: muchos padres descubren, en medio de la emergencia, que sus hijos son adictos al alcohol y las drogas.

El shock es inevitable y es común que los médicos que asisten a los pacientes con esos cuadros se conviertan en el blanco de la ira y la impotencia de los progenitores.

“Los padres no aceptan la realidad del hijo, ya que a nadie le gustaría afrontar una situación así”, afirmó Jorge Woosheyin, médico de guardia de los fines de semana.
Su colega, Miguel Asad, coincidió en que “hay muchos padres que se sorprenden y se ponen violentos cuando llegan y ven a sus hijos alcoholizados o drogados. Cuesta hacerlos entender que es así y que no es un invento nuestro”.
Pasado el impacto inicial de la revelación, muchos padres reconocen que desconocían esta realidad y se muestran abatidos, sin saber qué hacer para empezar a ayudar a sus hijos enfermos.

El primero de los profesionales dijo que “hay muchos motivos para que se llegue a esta situación. A veces, el padre y la madre trabajan y están poco en el hogar; a veces, vienen los tíos o los abuelos porque los chicos no viven con los padres”.

“De acuerdo con lo que uno va sondeando –agregó Woosheyin-, se trata de chicos que tienen problemas en el hogar”.

Según reveló el entrevistado, por guardia de 24 horas se atienden unos 200 pacientes, de los cuales alrededor de 120 son jóvenes y menores de edad que ingresan con intoxicación alcohólica, por ingesta de barbitúricos o con pegamento y mezclas. El promedio de edad es de 16 años y la mayoría pertenece a los estratos sociales medio y bajo.

Por su parte, Asad estableció una relación de los excesos etílicos con los accidentes de tránsito, pues es habitual que lleguen menores lesionados que protagonizaron un incidente de esta naturaleza por estar ebrios.

Etapa difícil
El Lic. Marcelo Arambuena del Proyecto Padres, reconoció que la adolescencia es una etapa difícil de la vida y que hay una multiplicidad de factores que predisponen a un menor a caer en las garras de las adicciones.

Básicamente, si previo a ingresar en dicha etapa el muchacho no ha construido un proyecto de vida sistematizado a los 11 a 12 años, como practicar deportes y concurrir a la escuela, amén de la indispensable contención familiar, es muy factible que incurra en los excesos.

“Es muy vulnerable a los estímulos externos, como los medios de comunicación, la publicidad y la moda. Se convierten en hijos huérfanos de padres vivos porque los mayores no están a su lado ni atentos a sus necesidades afectivas y llenan ese vacío con la búsqueda del placer y de pasarla bien, transgrediendo normas”, explicó el profesional.

“Lo fundamental es la prevención, hablar con los hijos, para no tener que lamentar luego situaciones indeseadas”, cerró el especialista. Fuente: www.elliberal.com.ar

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