Adicciones

Se afianza el mercado local de drogas

En lo que va de este año, fue decomisado el equivalente al 38% de la marihuana secuestrada en los últimos cinco; las nuevas políticas de seguridad buscan controlar el comercio interno
Por Daniel Gallo  | LA NACION



Los decomisos de drogas aumentan. Cada semana un procedimiento policial suma una incautación importante de marihuana o de cocaína. Según las cifras del Ministerio de Seguridad, entre 2006 y 2010, fueron secuestradas 210 toneladas de marihuana y 14 toneladas de cocaína; este año, las fuerzas federales pasaron ya la captura de unas 80 toneladas de la primera y, aproximadamente, cinco toneladas de la segunda. Las cifras aumentan un poco más al tomar en cuenta los operativos hechos por las policías provinciales.
Esos números fríos dan magnitud al problema más caliente de la seguridad argentina. ¿Hay un mayor mercado local de drogas o mejoró la eficacia del combate antinarcóticos? En la visión de especialistas, la respuesta habría que encontrarla en un punto intermedio: consolidación del consumo en la Argentina y aumento en las ganancias para el transporte a otros países, en paralelo con un esfuerzo superior aquí para golpear al narcotráfico.
«La orden es conseguir más decomisos. Estamos haciendo goles y eso sirve para motivar al equipo. Estábamos defendiendo nuestro arco y pasamos a jugar en el campo contrario», graficaron en una oficina cercana a la de la ministra de Seguridad, Nilda Garré. La posición oficial es que las incautaciones muestran que ahora se habla en serio. Pero la penetración con fuerza del narcotráfico lleva varios años. ¿Cambió algo? Quizá la evaluación del peligro sea diferente a partir de un análisis que llegó este año a manos de Garré. Ese informe hablaba del comienzo de las tareas sociales a cargo de los narcotraficantes en la villa 1-11-14, del Bajo Flores, y apuntó a que, de seguir tal situación, era esperable que en cinco o diez años se hubiera constituido una zona liberada del Estado. Ese síntoma de un embrionario proceso de favelización dio un brusco giro a la política oficial.
A esa zona -y a otras en similares condiciones- fueron enviadas la Gendarmería y la Prefectura, en lo que se conoce como el plan Cinturón Sur. Para los analistas, el cambio no fue sólo por una cuestión de uniforme. «Hace cinco años, empezó a producirse un fenómeno diferente, con la aparición en la Argentina de actores fuertes que antes no estaban y disputas por el terreno. Las fuerzas de seguridad miraron más a las líneas externas del narcotráfico, por la relación con las agencias internacionales, y se dejó de lado el impacto en el país. Y la consolidación del mercado local, demostrado por la calle y las encuestas sobre consumo, muestran que las policías perdieron el papel que siempre tuvieron en la regulación ilegal del tráfico de drogas. El desafío pasa por tener desde el Estado respuestas y capacidades a la altura del desafío», explicó Diego Fleitas, director de la Asociación para Políticas Públicas (APP).
Si la droga que circula es de una cantidad importante, ¿puede formarse un cartel argentino? Los expertos coinciden en que no hay condiciones para que eso ocurra. «Los puntos básicos para la formación de un cartel pasan por la capacidad para influir sobre la producción y sobre el precio del producto; ninguna de esas posibilidades se da en la Argentina. Sí, en cambio, se tiene aquí un modelo de «Estado regulador», a través de mafias enquistadas en los sistemas policiales, judiciales y políticos, al estilo de lo que ocurría en México antes de la caída del Partido Revolucionario Institucional [PRI]», comentó Horacio Calderón, analista en temas vinculados al crimen organizado.
Tampoco se espera que se dé aquí una situación similar a la que vive hoy México, de una guerra de baja intensidad. Es que en los años 90 los carteles colombianos en retirada fueron obligados en México -escala de las drogas hacia el gran mercado de los EE.UU.- a asumir un rol de acompañantes de los grupos locales que se habían forjado un lugar preponderante a fuerza de poder de fuego en la zona de transporte. Si bien el comercio en la Argentina crece, no llega al volumen de convertirse en un objetivo central del narcotráfico.
Un mercado que crece
Según la última encuesta nacional de la Sedronar, consume marihuana de manera habitual el 3,7% de la población de entre 16 y 65 años. Se trata de 640.000 argentinos, que sostienen con su compra el comercio de esa droga. El mercado aumentó en relación con 2004, cuando la estadística marcó el 1,9% de consumidores. También se incrementó el nivel de quienes inhalan cocaína, que pasó del 0,3% en 2004 a 0,9% en 2010.
«Hay un mercado que se estructuró y estratificó en niveles de calidad y precio de las drogas. Quienes consumen y le dan legitimidad no provienen del oscuro mundo del delito, sino de clases medias y altas urbanas. La tolerancia social hace que el mercado persista y crezca. Y eso hace que haya más circulación de drogas», argumenta Marcelo Saín, ex director de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) y uno de los principales referentes teóricos sobre temas de seguridad.
También Saín observa la regulación del mercado que históricamente hicieron las policías, tanto aquí como en otras partes del mundo: «El aspecto de regulación pasa por brindar protección al negocio hasta tanto no pase de ciertos niveles, que no se vuelva una crisis política. Es una forma de «gestionar» la seguridad, una mala forma de hacerlo».
En el análisis, se toma al narcotráfico como a una empresa ramificada en bienes y servicios. El producto por comercializar es la droga, y los servicios pasan por la venta, el almacenamiento y el transporte. A mayor distancia del centro de producción, aumenta la ganancia del intermediario en todos los rubros. A la Argentina llega cocaína desde Bolivia y Perú a un costo de 25.000 dólares el kilogramo. Esa misma cantidad puesta en Australia, por caso, potencia su precio a unos 150.000 dólares. Aquí se hace fuerte entonces el sector de transporte, pero como uno más de los puntos de salida desde América latina. Por eso, los analistas no ven posible la aparición de un cartel, sino una adaptación del modelo boliviano de clanes familiares, organización de nivel menos complejo.
LAS CIFRAS
80 t
Marihuana 

La cantidad incautada este año, que supera registros anteriores
210 t
Marihuana 

Es la cantidad de esa droga secuestrada entre 2006 y 2010
5 t
Cocaína 

Lo decomisado en los ocho meses de 2011 también está entre lo más elevado
14 t
Cocaína 

Es el registro de esa droga incautada entre 2006 y 2010
«Cocina» de cocaína en Ingeniero Budge
Una pareja boliviana fue detenida y se decomisaron siete kilos de cocaína en una casa de la localidad de Ingeniero Budge, partido de Lomas de Zamora, donde funcionaba una «cocina» y punto de fraccionamiento de droga, a la que la policía llegó cuando perseguía a dos sospechosos que dispararon contra un patrullero.

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