La OMS y el Ministerio de Sanidad alertan de la adicción a la tecnología y a los videojuegos, que afecta al 20% de los jóvenes. Psicólogos y científicos animan a reflexionar sobre un uso racional de internet y las redes.
Cuando se vea con perspectiva, quizá 2018 sea recordado como el año en que la sociedad tomó conciencia de una nueva adicción, tan peligrosa como las ya conocidas a las drogas, al alcohol o al tabaco.
En junio, la Organización Mundial de la Salud incluyó la adicción a los videojuegos en su lista de enfermedades mentales. En España, el Ministerio de Sanidad ha aprobado la nueva Estrategia Nacional sobre Adicciones, en la que se incorporan, por primera vez, las adicciones sin sustancia: a las nuevas tecnologías y también a los videojuegos.
Según datos ministeriales, casi el 20% de los jóvenes españoles de entre 14 y 17 años es adicto a las pantallas. Cambios en las conductas sociales, malas notas, irritabilidad si no están con sus teléfonos y alteraciones del sueño y la alimentación de un problema que también afecta a los mayores de edad: el 77% de la población padece nomofobia, que así se denomina el miedo irracional a no poder utilizar el teléfono móvil.
Los especialistas están haciendo frente a una epidemia que no entiende de razas o de dinero. Hasta los niños de familias con menos recursos tienen un ‘smartphone’.
“Las redes te están haciendo infeliz y te están convirtiendo en un idiota”, afirma Jaron LanierMaría, de 15 años, es una adolescente que pasa todo su tiempo libre conectada. Tanto que en Semana Santa volvió con su padre tras comprobar que la casa en la montaña que había alquilado su madre no tenía wifi. Empezó a engordar y en el colegio comenzaron a insultarla, no tiene amigos, le cuesta mantener una higiene personal correcta y su autoestima está muy baja.
La mayoría de los padres no tiene ni idea de lo que está ocurriendo. Sí, se muestran muy preocupados, pero luego son los primeros que, ellos mismos, están enganchados al móvil y los hijos imitan sus conductas. Muchos niños se han sentido ignorados por sus padres por este motivo.Especialistas afirman que deberían prohibirse los móviles en las aulas, castigar a quien reenvíe fotos personales con ánimo de acosar a otra persona y prohibir que se tengan que mirar los correos electrónicos del trabajo en horas libres. Algunos opinan que todo esto no se hace de manera radical por el peso de las empresas tecnológicas.
Ryder Carroll era un diseñador de aplicaciones de internet y videojuegos, pero un día descubrió que la tecnología se había vuelto demasiado complicada y decidió regresar a la agenda de papel y boli de toda la vida. “La tecnología ofrece oportunidades infinitas para la distracción. Hemos llegado a un punto de saturación y necesitamos poner límites porque si no, interectuaremos sin fin”, asevera Carroll, que ha reunido sus experiencias en el libro ‘El método Bullet Journal’ (Planeta), un ‘best-seller’ mundial. El autor, además, se plantea acabar con el mito de que la tecnología aumenta la productividad. “Hasta hace diez años, sucedía eso porque las aplicaciones eran más básicas. Pero con la complejidad actual, cada vez tenemos más problemas”, subraya.
Algunas de las voces más críticas con la tecnología provienen, paradójicamente, de los creadores del mundo virtual. El exvicepresidente de crecimiento de usuarios en Facebook Chamath Palihapitiya cree que la situación con las redes sociales es “nefasta” porque «están erosionando los cimientos de cómo se relacionan las personas entre sí”. “No tengo una buena solución. Mi solución es que he dejado de usar estas herramientas”, opina Palihapitiya.
En la misma línea, el científico Jaron Lanier, que acuñó el concepto ‘realidad virtual’, acaba de publicar un libro de impactante título: ‘Diez razones para borrar tus redes sociales de inmediato’ (Debate). Cree Lanier, una de las cien personalidades más influyentes del mundo según la revista ‘Time’, que las redes “están acabando con el libre albedrío de la gente, están socavando la verdad, están destruyendo la capacidad de empatizar y están haciendo imposible la política”. “Te están haciendo infeliz y te están convirtiendo en un idiota”, remacha.