Un estudio que será presentado en el encuentro anual de la Society for the Study of Ingestive Behavior (SSIB) de Estados Unidos, organización especializada en la investigación de los hábitos alimenticios, ha revelado que se puede llegar a desarrollar adicción hacia los alimentos sumamente sabrosos, hasta el punto de presentar patrones de consumo compulsivo de éstos. Dichos patrones serían similares a los observados en adictos a las drogas o al alcohol, aseguran los expertos.
Los investigadores utilizaron un cuestionario originalmente desarrollado por especialistas de la Universidad de Yale, para evaluar a un grupo de hombres y mujeres obesos y la relación de éstos con siete síntomas señalados por la American Psychiatric Association como pronosticadores de la dependencia a sustancias (como la continuidad de consumo a pesar de los problemas que éste genera).
A partir de las respuestas de los participantes, éstos fueron clasificados en dos grupos: “adictos a la comida” o no adictos. De esta forma, se pudo constatar que, aunque los adictos a la comida no se diferenciaron de los no adictos en edad o peso corporal, sí mostraban una prevalencia incrementada de trastornos alimenticios y depresión, así como más síntomas de trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
Asimismo, los adictos a la comida se caracterizaron por tener personalidades más impulsivas y por ser más sensibles a las propiedades placenteras de las comidas sabrosas. Según los autores del estudio, estos resultados refuerzan la idea de que la adicción a la comida es una condición identificable, con síntomas clínicos similares a los presentados por la adicción a las drogas.