Los videojuegos son estimulantes cerebrales que, cuando no hay control sobre su uso, pueden generar una adicción similar a la de cualquier sustancia. Y cuando los adictos son niños y adolescentes, el problema puede ser todavía mayor, según expertos.
El uso de videojuegos creció exponencialmente en los últimos años como consecuencia de los avances tecnológicos, y en muchos casos va de la mano con la incorporación de más niños y jóvenes al manejo de las redes sociales.
Pero no significa que los videojuegos, así como las redes sociales, sean malos; lo importante es ponerle límites a los niños, fijar horarios y hacerles notar los riesgos a los que se exponen. Si el problema se sale de control por la ausencia de estos límites, entonces se deben tomar medidas para corregir la situación y, de ser necesario, buscar ayuda profesional.
¿Qué hacer cuando los chicos pierden el control con los videojuegos?
Aunque es cierto que estamos creciendo con niños y adolescentes que nacieron en la era digital, consumir estas tecnologías a edades tempranas puede hacer que desarrollen conductas adictivas.
Se recomienda que para que un niño crezca sano, preferentemente no tenga contacto con medios electrónicos antes de los seis años. De los 6 a los 10 años pueden empezar a tenerlo, de forma limitada y controlada por sus padres.
No debemos satanizar ni a los videojuegos ni a las redes sociales. Incluso, se estima que los juegos electrónicos pueden ayudar a desarrollar ciertas habilidades en los niños, así como las redes sociales contribuyen a generar una socialización. La socialización es necesaria, debemos enseñarles a los jóvenes cuáles son los riesgos y estar al tanto de qué hacen y a quiénes siguen en las redes.
Señales de advertencia de que un niño está en riesgo de caer en la adicción a los videojuegos
– Ansiedad. Cualquier situación en la que el niño sienta que no puede estar cerca del videojuego sin experimentar esa sensación.
– Cambios radicales de conducta. El niño empieza a ser antisocial. No quiere ir con los amigos, no quiere salir y no quiere comer con la familia, porque prefiere estar todo el tiempo sentado frente a la computadora, consola o celular.
– Insomnio. Muchos niños empiezan a experimentar incapacidad para dormir, porque los videojuegos tienen excesiva estimulación cognitiva. Es decir, son demasiadas luces y movimientos dinámicos que generan un sobreestímulo y alejan el estado de sueño.
– Violencia. Los niños empiezan a comportarse de forma agresiva o se enojan cuando se les dice que ya no pueden jugar. Incluso pueden llegar a adoptar conductas violentas con las personas que les impiden el contacto con el juego.
– Trastornos de la alimentación. El chico aumenta su apetito o contrariamente disminuye de manera preocupante.