Adicciones

Advierten sobre el crecimiento de una «cultura del narcotráfico» en el país

Un especialista mexicano y un juez local alertaron sobre la penetración de bandas y la mayor violencia.

México pagó con 50.000 muertes los cuatro últimos años de batalla contra el narcotráfico. Casi una guerra urbana de baja intensidad. En los años 80 y 90 fue Colombia el centro de atención mundial sobre los efectos sociales, políticos y económicos de las drogas. Hoy todos miran a México en un intento de entender lo que allí ocurre.
«El narcotráfico debería ser un crimen de lesa humanidad por los estragos que causa», dijo Miguel Ponce Edmondson, que fue director general de la filial mexicana de Interpol.
En una charla organizada por la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), Ponce Edmondson alertó sobre las ramificaciones del problema en su país. Los empresarios argentinos escucharon el aviso referido a que el narcotráfico debe ser combatido «antes de que instale su cultura» y que para eso el rol empresarial debería ser «conocer muy bien con quién se trata en una negociación».
En opinión de Ponce Edmondson, la dificultad de los narcotraficantes no pasa por el transporte o comercialización de la droga, sino en qué hacer con el dinero. «Incluso, los afecta físicamente. En un caso -dijo-descubrimos 13 millones de dólares en billetes de bajo valor en un armario, protegido sólo por un candado de cinco dólares. Esa disponibilidad de dinero los convierte en fáciles inversores.»
Detalló el salto de valor comercial de la droga en cada punto de paso, desde los 500 dólares que permiten comprar un kilo de cocaína en Colombia o Perú. «En Panamá, ese kilo de cocaína se cotiza a 2500 dólares y pasa a valer 4000 en Guatemala, y entre 8000 y 10.000 en el centro de México. En la frontera se eleva a 14.000 dólares y en Nueva York o en Chicago ya tiene un precio de 25.000 o 28.000 dólares. El narcotraficante hace allí al menos cinco cortes del producto inicial y, al estirar esa cantidad, gana al menos 125.000 dólares. En las calles, al menudeo, ese kilo que valía 500 dólares deja una ganancia de más de 1.250.000 dólares», detalló.
Ese flujo de dinero permitiría el fomento de una cultura narco casi como reemplazo de la inversión empresaria legal en las zonas de influencia de las bandas. «Cuando se llega a ese nivel, todos se sienten afectados cuando se combate al narcotráfico, desde el cura que recibe menos limosnas hasta el concesionario de automóviles que vende menos y debe despedir empleados», explicó Ponce Edmondson.
«El problema para los empresarios es tener que soportar la portación de nacionalidad de país sospechoso, eso hace que se reduzcan sus mercados y tengan pérdidas económicas por inspecciones en puerto. Las medidas de protección no arancelarias son efectos que pueden enfrentar los países y sus empresarios por ser sospechosos», indicó al referir a su vez que, para la Argentina, ése empieza a ser un problema visible.

CONTROLES DÉBILES

A su lado, el juez en lo penal económico Gustavo Losada graficó los riesgos que enfrenta la Argentina al reseñar una causa en la que una pareja de mexicanos fue descubierta en Ezeiza con 600.000 dólares en efectivo. Fueron procesados por contrabando de divisas, pero Losada dejó la pregunta al auditorio: «¿Qué destino tenía ese dinero en nuestro país?»
Según Losada, que votó en disidencia en el fallo que absolvió a los acusados del contrabando de armas a Croacia y Ecuador, creció la debilidad de los controles. Marcó como punto de partida la Operación Langostino, en 1988, cuando sorprendió el hallazgo de un gran volumen de cocaína del cartel de Medellín. Losada, que intervino en esa causa, apuntó que entonces se supo que la droga había ingresado en avionetas, que fue descargada en una pista clandestina en Santiago del Estero y trasladada por tierra a la región metropolitana. Más de dos décadas después, ese modo de operación no pudo ser bloqueado por el Estado.
«Hay, sí, cambios en el perfil de los narcotraficantes. En las causas aparecen extranjeros que se hacen fuertes en territorios marginales. Incluso, capos narcos eligieron al país para vivir con sus familias. Todo esto se da frente a una banalización del tema y un aumento de la violencia. La situación se agravó», aseguró Losada.
Ponce Edmondson, por su parte, indicó la necesidad de contar con políticas internacionales firmes para ayudar a países que, como el suyo, combaten de frente a las organizaciones criminales: «La cocaína parece tener la propiedad mágica de desaparecer como problema de seguridad cuando pasa la frontera de los Estados Unidos, ahí se vuelve un tema de salud pública y los narcotraficantes se vuelven invisibles», opinó..

Por Daniel Gallo  | LA NACION

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