Las nuevas tecnologías llegan para quedarse, y es que tenemos la suerte de que nos facilitan muchos aspectos de nuestro día a día, pero siempre que hagamos un buen uso de ellas. El problema llega cuando éstas se convierten en un fin y no en un medio.
En este sentido, los expertos advierten de que es necesario distinguir entre un uso irresponsable y una ‘adicción comportamental’, que responde a los mismos parámetros que las adicciones a las sustancias: necesidad cada vez mayor de consumo para obtener la satisfacción, agresividad en abstinencia, alteración de los hábitos de sueño y de la alimentación, y aislamiento y pérdida de vida familiar, profesional y educativa.
Los síntomas que podrían ser considerados indicativos de posibles problemas de adicción son: el alivio que genera el uso de determinados dispositivos tecnológicos, malestar si no pueden utilizarse, fracaso en el intento de control de uso dificultad para desconectarse y mayor dedicación del tiempo previsto.
Estudios científicos han constatado que el uso de videojuegos hace que el cerebro libere dopamina, una de las ‘hormonas del placer’, que estimula el sistema de recompensa del cerebro.
Es más importante el saber cómo emplean los menores los dispositivos como los smartphones o las tabletas, que el tiempo que pasan frente a ellos. Esto es determinante a la hora de establecer los problemas emocionales y sociales relacionados con su uso.
Existen 9 conductas que te pueden ayudar a saber si tu hijo es adicto a la tecnología:
- No tiene control. Para el niño es muy difícil parar de usar los dispositivos.
- Ha perdido el interés por todo lo demás. Parece que tu hijo sólo se siente motivado por las nuevas tecnologías.
- Sólo piensa en una cosa. Parece que el chico sólo piensa en sus dispositivos y en qué hacer con ellos.
- Su comportamiento interfiere con las relaciones de familia. Su exposición a las pantallas interfiere con las actividades cotidianas con su familia.
- Produce conflicto y peleas. Las relaciones entre los miembros de la familia y él pueden ser muy difíciles.
- No usar su tableta le provoca frustración. Si no usa sus dispositivos, lo pasa mal.
- Pasa cada vez más tiempo delante de una pantalla.
- Miente para usar los dispositivos.
- Cuando tiene un mal día, los dispositivos parecen ser lo único que le ayuda a sentirse mejor.
Si descubrís que tu hijo hace un uso excesivo de las nuevas tecnologías, recomendamos:
- Gestionar de manera adecuada el tiempo, tanto de conexión como de otras actividades.
- Respetar los horarios (sobre todo de sueño y el descanso).
- No utilizar los dispositivos mientras están realizando las tareas escolares (nada de redes sociales ni de WhatsApp).
- Fomentar las relaciones sociales ‘cara a cara’ más allá del mundo virtual.
- Lo más importante: «Educar con nuestro ejemplo. Si querés que tus hijos aprendan, debemos trabajarnos a nosotros mismos y ser coherentes entre lo que les pedimos a ellos y hacemos nosotros. ¿Querés que se desconecten? ¡Desconectá vos también!».
En Fundación Manantiales trabajamos esta problemática a través de tratamientos diferenciales, donde la persona puede rehabilitarse sin tener que abandonar su rutina cotidiana.