Al momento de analizar el problema del consumo de alcohol no basta con averiguar la cantidad de licor ingerido por número de habitantes de un país, sino la calidad de la bebida que se está consumiendo y la edad de los bebedores. Por ejemplo, no es lo mismo beber vino o cerveza fabricada por expertos que tomar una bebida producida de manera artesanal y muchas veces clandestina.
Esto últimos es precisamente lo que ocurre en el caso de Ecuador, el segundo país de mayor consumo de bebidas alcohólicas en América Latina con un promedio de consumo de 9.4 litros de alcohol por habitante al año según datos de la Organización Mundial de la Salud.
En Ecuador hay una tradición centenaria de elaboración de bebidas artesanales utilizando la caña de azúcar. Esta producción informal de licor ha dado lugar a que se hayan reportado desde el 14 de julio 151 casos de intoxicación y 35 muertes debido al consumo de alcohol contaminado con metanol según cifras del Ministerio de Salud.
Pero en Ecuador también se da el caso de que la edad promedio para empezar a beber es a los 12 años de acuerdo a las autoridades. El primer país en consumo de alcohol en América Latina es Argentina con 10 litros por habitante al año.
Pero los daños a la salud no son tan severos como en Ecuador porque lo que más se consume en Argentina es vino cuya producción está regulada. Después de Argentina y Ecuador son Brasil, Chile y México los países latinoamericanos con más alto consumo de bebidas embriagantes.
Una cosa es que una persona consuma una cantidad inmensa de alcohol al año y otra muy distinta es el consumo per cápita de un país. Desde el punto de vista distributivo, por supuesto que consumir individualmente mucho licor trae consecuencias fatales. Pero que un país sea número uno en consumo de bebida, desde un punto de vista colectivo, no significa que sea un problema social o de salud.
Consumir bebidas alcohólica se convierte en un problema social para una nación solamente cuando la cultura del país valora el consumo de licor como parte indispensable de la vida social.
Esto precisamente es lo que ocurre en Ecuador según dijo la antropóloga ecuatoriana Angélica Ordóñez a BBC Mundo.»Los ecuatorianos en general solo entendemos la socialización a través del consumo de alcohol. Muchos espacios de la sociedad están mediados por el alcohol. Cuando una persona es abstemia, es totalmente excluida de círculos de la sociedad».
Difícilmente esto ocurre solamente en Ecuador. De hecho, muchos hombres de negocios y abogados llegan a acuerdos sobre transacciones comerciales y legales después de largas horas bebiendo con colegas clientes y hasta adversarios.Esta situación es muy grave. Sobre todo en el caso de un alcohólico en etapa de rehabilitación que trata de ejercer su profesión y a la vez mantenerse alejado de la bebida.
Fuente: impre.com