Adicciones

La cocaína es el opio de los jóvenes

La cocaína crea una elevada dependencia; y los que la han consumido saben bien de las dificultades que provocan las recaídas tras meses o años de haber dejado la droga.

La revista Nature en su más reciente edición publicó un artículo sobre esta investigación desarrollada por el equipo del Departamento de Neurología de la Universidad de Ginebra.

El valor de esta constatación se encuentra en el hecho de que evidencia el principio de que esta «huella» que deja el consumo de la cocaína en el cerebro, puede desaparecer. Y eso no es todo.

«Es la primera vez que hemos podido manipular específicamente una conexión entre dos células nerviosas (en el cerebro) para cambiar el comportamiento relacionado con la adicción» indica Christian Lüscher, al frente del equipo de investigadores, en conversación con swissinfo.ch.

Áreas del cerebro
Las zonas cerebrales concernidas son la corteza prefrontal y el núcleo accumbens, que desempeñan un papel importante en el sistema de recompensa del cerebro -base de la regulación y el control del comportamiento con efectos agradables- y en ese sentido, la adicción.

Para efectuar la modificación, los investigadores utilizaron un proceso relativamente nuevo que se conoce bajo el nombre de ‘método optogenético’, que Lüscher describe como «una técnica realmente revolucionaria que ha cambiado esta relación».
«Básicamente tomamos una proteína, un canal del ion sensible a la luz que se coloca de modo artificial en las neuronas afectadas. Después, se emplea fibra óptica para tratarlas con estos rayos de luz».

El equipo observó que, después del procedimiento, los ratones expuestos a la cocaína reaccionaron a una nueva dosis de la droga como si nunca antes la hubieran consumido.
Estos resultados abren una esperanza para terminar con la adicción humana a la cocaína, puesto que la investigación sugiere que los cambios en el comportamiento adictivo podrían ser reversibles, lo que bien podría reducir las posibilidades de una recaída.

A la espera de una eventual aplicación en el humano
No obstante, Lüscher advierte que se requiere de más investigaciones antes de que se pueda pensar en aplicar este método en seres humanos.

«Lo que hacemos con un ratón se trata de un experimento muy controlado en base a los efectos realmente muy tempranos en el consumo de la cocaína, con una a cinco inyecciones de la droga. Por el contrario, un ser humano se hace adicto a ella después de años de consumo crónico, por lo que hablamos de una situación muy distinta», advierte.

«Pero en principio, es un concepto interesante que se podría traducir ciertamente a un uso clínico en el futuro.»

La Fundación Addiction Info Suisse considera sumamente interesantes los resultados de esta investigación. «Seguramente se trata de principios de base para la comprensión de la fisiología de la adicción», comenta Simon Frey, portavoz de esta agrupación dedicada a la tarea de prevención de adicciones en Suiza.
Sin embargo, también Frey reconoce la necesidad de mayores estudios en la materia antes de poder hablar de una eventual terapia con el empleo de este método.

Consumo de cocaína en Suiza
Difícil de medir la dimensión del problema en este país, indica Frey. «Lo que podemos decir al respecto es que según un estudio de campo de 2009, en el grupo de personas entre los 15 y los 39 años de edad, el 4,4% declaró haber consumido cocaína. Los resultados de la misma investigación, pero de 2002, arrojaron un porcentaje en el mismo grupo de edad del 2,9%».

Pero estos números no son del todo confiables: las encuestas telefónicas no cubren al grupo de consumidores frecuentes y la gente no comparte con franqueza sus experiencias con las drogas en tales interrogatorios», advierte Frey.

Sea como fuere, lo cierto es que la cocaína es una droga altamente adictiva, punto que subraya el portavoz de Adicction Info Suisse. La gente puede recuperarse, pero el riesgo de recaídas es bastante alto. «Si las personas se enfrentan a una situación de riesgo, son más propensas a consumirla, si se compara con una persona que nunca la ha probado anteriormente».

En cuanto al futuro de sus investigaciones, el científico Christian Lüscher sabe que este tipo de esfuerzos dependerán de lo dispuesta que esté la sociedad para apoyar los estudios sobre adicción.

«Aunque la adicción es una enfermedad frecuente, a veces se le llama enfermedad huérfana porque, debido a muchas razones, la industria privada vacila en desarrollar nuevas terapias ya que se trata de un mercado difícil, pues se trata de personas poco confiables para los estudios clínicos, porque, precisamente, son adictos a las drogas».

«Esperamos que al presentar nuevas ideas de las ciencias básicas podamos así ayudar a impulsar iniciativas en esa dirección.»
Isobel Leybold-Johnson, swissinfo.ch

Fuente: www.horacero.com.pa

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