La primera calada es intensa. Hay que saborearla. Se aspira lo máximo que se pueda de humo, tratando de retenerlo en los pulmones el mayor tiempo posible. Y a partir de este primer contacto, uno casi está perdido. La pasta base de cocaína (PBC) tarda entre ocho y 12 segundos en llegar al cerebro, donde su actuación es inmediata. Se desata la dependencia y el resto de consumo del cigarrillo es desesperado, compulsivo, hasta el punto de preparar otro antes de que el que está en la boca se consuma del todo. Así en un bucle sin fin. Un informe presentado este mes por la Oficina de Naciones Unidas contra…