Que la droga llegó para quedarse es un hecho. Podrán algunos funcionarios insistir en que “somos país de tránsito”, pero lo cierto es que igualamos en consumo per capita a Estados Unidos y somos el primer consumidor de marihuana y cocaína de América Latina. Algunos adictos en proceso de recuperación dicen que la vida de muchos jóvenes, por culpa de la droga, termina en la cárcel, el hospital o el cementerio. Y esto no debería suceder así. En cuanto a lo social, hay muchas cosas fuera de su lugar. Los niños y adolescentes deberían estar en la escuela y jugando en las plazas, no cartoneando o sentados en la esquina…