Mucho se ha hablado acerca del alcoholismo funcional. Diversas notas periodísticas intentan explicar el fenómeno que padecen las personas que, entre otras cosas, necesitan beber alcohol para encarar las rutinas de cada día.
Sin embargo el presidente de Socidrogalcohol, Francisco Pascual, asegura que el alcoholismo funcional, “no está reconocido en ninguna de las clasificaciones internacionales”, ya sea en el ámbito científico como en el sanitario.
“Se trata de un término que no se usa, sólo lo hace en el ámbito más popular o de la calle, para definir a determinadas personas que, haciendo un consumo importante de bebidas alcohólicas, en la mayoría de los casos, no trasciende su problema a los que tienen alrededor”, puntualiza.
El especialista señala que “el alcoholismo siempre es afuncional” y que puede comprobarse que este “tipo” de alcoholismo “no difiere en absoluto de cualquier alcoholismo”. Aun sabiendo que su consumo es abusivo y diario, para preservar su trabajo o posición social, “no quieren que los demás lo perciban y pueden beber a escondidas, negar y minimizar el problema o, incluso, ridiculizar a los que tienen una dependencia al alcohol”, explica.
La necesidad de beber también es de ellos, que utilizan el alcohol “para relajarse o poder enfrentarse a su día a día”, ya que entienden que están limitados si no beben. Negar, minimizar el daño u ocultar el consumo, es también “característico del consumo, por ejemplo, en la mujer y entre personas de un presunto estatus social”, indica.
La conclusión a partir de estas premisas es que no hay diferencias entre alcoholismo funcional y alcoholismo regular. “Sólo es cuestión de tiempo. Precisamente lo que define un trastorno por dependencia a sustancias es la necesidad de su consumo, o bien para no encontrarse mal y evitar el síndrome de abstinencia, o para encontrarse bien, como medio de evasión o como parte del funcionalismo cerebral de esa persona. Eso para poder funcionar”, señala, por lo que puede decirse “que todo alcoholismo es funcional”.
También es importante el entorno de quien padece el problema a la hora de definir al alcoholismo funcional, a pesar de que el término se utilice con personas “aparentemente normales, que además tienen una buena reputación o reconocimiento público, ya que los posibles desmanes no son visibles cara al público”.
Sin embargo, “habría que preguntar a la familia”, porque “seguro que ellos no estarían de acuerdo con esta definición y hablarían de alcoholismo directamente”, resume.
Son personas “afables, abiertas, habladoras, serviciales en la calle y tiranos en casa, con irritabilidad, todo les molesta y no reconocen el esfuerzo de los demás miembros de la familia, con especial desprecio hacia su cónyuge”, lamenta el experto. Además, “no aparentan tener ningún problema y, si se les dice algo, proyectan la culpa en los demás”.
A juicio del especialista, los alcohólicos funcionales también encajan en el estereotipo de alcohólico. “Sobre todo en lo que hemos conocido como bebedor social, ya que hace un consumo continuo, sin atracones ni borracheras, sin escándalos, silencioso, pero con una latencia destructiva importante”, manifiesta.
Mismo tratamiento
Para este tipo de casos, el tratamiento es el mismo que en otro tipo de alcoholismo, aunque “en la base”. Para el resto de casos, “nos fijaremos más en los daños físicos y en el comportamiento aislado” ya que en casa “tienen propensión a discutir o siempre quieren tener la razón”, por más que luego lleven un salario al hogar.
“La tarea motivacional hacia ellos, que entiendan qué les pasa, que se identifiquen con su problema, que entiendan que están enfermos por culpa del alcohol, es una tarea básica del tratamiento”, concluye.
Nota: artículo original publicado en infosalus.com
One Comment
Juakin
Creo que es mi problema