La dependencia a los opiáceos provoca el mayor sufrimiento de salud de todas las drogas ilícitas, muestra un estudio.
Los trastornos mentales y de abuso de sustancias fueron la principal causa de problemas no letales de salud en todo el mundo en 2010, señalan los investigadores.
Esos trastornos fueron responsables de una mayor parte del número de muertes y enfermedades en todo el mundo que el VIH/SIDA, la tuberculosis o la diabetes, según los nuevos hallazgos del Estudio sobre la carga global de enfermedades.
Esos trastornos fueron responsables de una mayor parte del número de muertes y enfermedades en todo el mundo que el VIH/SIDA, la tuberculosis o la diabetes, según los nuevos hallazgos del Estudio sobre la carga global de enfermedades.
Mientras tanto, un estudio distinto reveló que la dependencia a los opiáceos provoca el mayor número de problemas de salud de todas las drogas ilícitas. De las aproximadamente 78,000muertes por trastornos con drogas en 2010, se cree que el 55 por ciento fueron resultado de la dependencia a los opiáceos.
Los estudios aparecen en la edición del 29 de agosto de la revista The Lancet.
Para llevar a cabo el primer estudio, investigadores de EE. UU. y Australia examinaron información de 187 países sobre 20 trastornos mentales y de abuso de sustancias, para determinar la prevalencia, la muerte prematura y las enfermedades no letales provocadas por dichos trastornos. Los trastornos mentales y de abuso de sustancias fueron responsables de casi el 23 por ciento de todos los casos de enfermedades en todo el mundo.
Aunque se reportó que los trastornos por abuso de sustancias provocaron relativamente pocas muertes en 2010, los investigadores apuntaron que esto se debe a que esas muertes se atribuyeron al motivo físico de fallecimiento, no al abuso de sustancias en sí.
Para los propósitos de la investigación, las muertes que resultaron del suicidio se clasificaron como lesiones. Mientras tanto, las muertes provocadas por drogas ilegales con frecuencia se clasifican como intoxicaciones accidentales, de manera que el número real de muertes que resultan del abuso de drogas podría ser más alto.
Aunque la dependencia a las drogas y al alcohol fue más común entre los hombres, el estudio reveló que las chicas y mujeres a partir de los 10 años de edad conformaban un mayor número de muertes y enfermedades por los trastornos mentales que los hombres. Solo China, Corea del Norte, Japón y Nigeria tenían unas cifras de muertes y enfermedades por los trastornos mentales y de abuso de sustancia que eran significativamente más bajas que el promedio global.
«Los trastornos mentales y de uso de sustancias son importantes contribuyentes a la carga global de enfermedades, y su contribución está aumentando, sobre todo en los países en desarrollo. Hay intervenciones rentables disponibles para la mayoría de trastornos, pero se necesitan unos recursos financieros y humanos adecuados para administrar tales intervenciones», aseguró en un comunicado de prensa de la revista el líder del estudio, Harvey Whiteford, del Centro de Investigación Médica de Queensland en la Universidad de Queensland, Australia.
«A pesar de los costos personales y económicos, las tasas de tratamiento para las personas con trastornos mentales y de uso de sustancias son bajas, e incluso en los países desarrollados, el tratamiento por lo general se provee muchos años después del inicio del trastorno», señaló Whiteford.
«En todos los países, el estigma sobre los trastornos mentales y de uso de sustancias impiden el uso de los recursos disponibles, al igual que las ineficiencias en la distribución de la financiación y de las intervenciones. Si se desea reducir el sufrimiento provocado por los trastornos mentales y de uso de sustancias, la investigación sobre las políticas y los servicios de salud mental tendrá que identificar formas más efectivas de proveer unos servicios sostenibles de salud mental, sobre todo en los ámbitos con pocos recursos», concluyó.
Un estudio distinto también mostró que la adicción a los opiáceos, como la heroína, provoca el mayor deterioro de la salud de todas las drogas ilegales. El estudio halló que más de dos tercios de las personas dependientes de las drogas eran hombres, mayormente entre los 20 y los 29 años de edad. De ellos, el 64 por ciento eran adictos a la marihuana y a las anfetaminas, y el 70 por ciento eran dependientes de los opiáceos y de la cocaína.
El número de casos en los países más afectados, sobre todo países desarrollados como EE. UU., Reino Unido y Australia, fue 20 veces mayor que en los países menos afectados, mostraron los resultados.
Aunque la marihuana es la droga ilegal de uso más común, apenas 13 millones de personas en todo el mundo son adictas a la marihuana, anotaron los autores del estudio. Mientras tanto, 17.2 millones eran adictas a las anfetaminas y 15.5 millones eran adictas a los opiáceos.
Además, el tabaco y el alcohol siguen siendo responsables de alrededor del 10 por ciento de todas las muertes y enfermedades en todo el mundo.
Louisa Degenhardt, colíder del estudio, del Centro Nacional de Investigación sobre Drogas y Alcohol de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Sídney, apuntó en el comunicado de prensa que «los resultados del estudio muestran claramente que el uso de drogas ilícitas es un importante contribuyente a la carga de enfermedades en todo el mundo, y ahora contamos con la primera imagen global de esta causa de pérdida de la salud».
Además, añadió Degenhardt, «se puede hacer mucho por reducir el número de casos. Aunque contamos con menos medios para responder a algunas causas de esta carga, como la dependencia a la cocaína y a la anfetamina, unas intervenciones bien evaluadas y efectivas pueden reducir sustancialmente dos causas importantes del sufrimiento: la dependencia a los opiáceos y la inyección de drogas».
En un comentario que acompaña a los estudios, Michael Lynskey y John Strang, del Centro Nacional de la Adicción del Colegio del Rey, en Londres, dijeron que «no se puede sobreestimar la importancia de este proyecto para guiar las políticas».
Anotaron que «la falta relativa de información sobre la prevalencia de los trastornos mentales y de uso de sustancias, y sobre los daños asociados con estos trastornos, enfatiza la necesidad no solo de unos esfuerzos continuos por refinar los métodos utilizados en el proyecto actual, sino también de unos mayores esfuerzos por cuantificar tanto la prevalencia de los trastornos mentales y del consumo de drogas como de los riesgos que esas afecciones plantean».
Los estudios aparecen en la edición del 29 de agosto de la revista The Lancet.
Para llevar a cabo el primer estudio, investigadores de EE. UU. y Australia examinaron información de 187 países sobre 20 trastornos mentales y de abuso de sustancias, para determinar la prevalencia, la muerte prematura y las enfermedades no letales provocadas por dichos trastornos. Los trastornos mentales y de abuso de sustancias fueron responsables de casi el 23 por ciento de todos los casos de enfermedades en todo el mundo.
Aunque se reportó que los trastornos por abuso de sustancias provocaron relativamente pocas muertes en 2010, los investigadores apuntaron que esto se debe a que esas muertes se atribuyeron al motivo físico de fallecimiento, no al abuso de sustancias en sí.
Para los propósitos de la investigación, las muertes que resultaron del suicidio se clasificaron como lesiones. Mientras tanto, las muertes provocadas por drogas ilegales con frecuencia se clasifican como intoxicaciones accidentales, de manera que el número real de muertes que resultan del abuso de drogas podría ser más alto.
Aunque la dependencia a las drogas y al alcohol fue más común entre los hombres, el estudio reveló que las chicas y mujeres a partir de los 10 años de edad conformaban un mayor número de muertes y enfermedades por los trastornos mentales que los hombres. Solo China, Corea del Norte, Japón y Nigeria tenían unas cifras de muertes y enfermedades por los trastornos mentales y de abuso de sustancia que eran significativamente más bajas que el promedio global.
«Los trastornos mentales y de uso de sustancias son importantes contribuyentes a la carga global de enfermedades, y su contribución está aumentando, sobre todo en los países en desarrollo. Hay intervenciones rentables disponibles para la mayoría de trastornos, pero se necesitan unos recursos financieros y humanos adecuados para administrar tales intervenciones», aseguró en un comunicado de prensa de la revista el líder del estudio, Harvey Whiteford, del Centro de Investigación Médica de Queensland en la Universidad de Queensland, Australia.
«A pesar de los costos personales y económicos, las tasas de tratamiento para las personas con trastornos mentales y de uso de sustancias son bajas, e incluso en los países desarrollados, el tratamiento por lo general se provee muchos años después del inicio del trastorno», señaló Whiteford.
«En todos los países, el estigma sobre los trastornos mentales y de uso de sustancias impiden el uso de los recursos disponibles, al igual que las ineficiencias en la distribución de la financiación y de las intervenciones. Si se desea reducir el sufrimiento provocado por los trastornos mentales y de uso de sustancias, la investigación sobre las políticas y los servicios de salud mental tendrá que identificar formas más efectivas de proveer unos servicios sostenibles de salud mental, sobre todo en los ámbitos con pocos recursos», concluyó.
Un estudio distinto también mostró que la adicción a los opiáceos, como la heroína, provoca el mayor deterioro de la salud de todas las drogas ilegales. El estudio halló que más de dos tercios de las personas dependientes de las drogas eran hombres, mayormente entre los 20 y los 29 años de edad. De ellos, el 64 por ciento eran adictos a la marihuana y a las anfetaminas, y el 70 por ciento eran dependientes de los opiáceos y de la cocaína.
El número de casos en los países más afectados, sobre todo países desarrollados como EE. UU., Reino Unido y Australia, fue 20 veces mayor que en los países menos afectados, mostraron los resultados.
Aunque la marihuana es la droga ilegal de uso más común, apenas 13 millones de personas en todo el mundo son adictas a la marihuana, anotaron los autores del estudio. Mientras tanto, 17.2 millones eran adictas a las anfetaminas y 15.5 millones eran adictas a los opiáceos.
Además, el tabaco y el alcohol siguen siendo responsables de alrededor del 10 por ciento de todas las muertes y enfermedades en todo el mundo.
Louisa Degenhardt, colíder del estudio, del Centro Nacional de Investigación sobre Drogas y Alcohol de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Sídney, apuntó en el comunicado de prensa que «los resultados del estudio muestran claramente que el uso de drogas ilícitas es un importante contribuyente a la carga de enfermedades en todo el mundo, y ahora contamos con la primera imagen global de esta causa de pérdida de la salud».
Además, añadió Degenhardt, «se puede hacer mucho por reducir el número de casos. Aunque contamos con menos medios para responder a algunas causas de esta carga, como la dependencia a la cocaína y a la anfetamina, unas intervenciones bien evaluadas y efectivas pueden reducir sustancialmente dos causas importantes del sufrimiento: la dependencia a los opiáceos y la inyección de drogas».
En un comentario que acompaña a los estudios, Michael Lynskey y John Strang, del Centro Nacional de la Adicción del Colegio del Rey, en Londres, dijeron que «no se puede sobreestimar la importancia de este proyecto para guiar las políticas».
Anotaron que «la falta relativa de información sobre la prevalencia de los trastornos mentales y de uso de sustancias, y sobre los daños asociados con estos trastornos, enfatiza la necesidad no solo de unos esfuerzos continuos por refinar los métodos utilizados en el proyecto actual, sino también de unos mayores esfuerzos por cuantificar tanto la prevalencia de los trastornos mentales y del consumo de drogas como de los riesgos que esas afecciones plantean».
Por Mary Elizabeth Dallas
FUENTE: The Lancet, news release
The Lancet, Early Online Publication, 29 August 2013
doi:10.1016/S0140-6736(13)61530-5
FUENTE: The Lancet, news release
The Lancet, Early Online Publication, 29 August 2013
doi:10.1016/S0140-6736(13)61530-5