La dosis se vende a menos de 2 dólares en los barrios marginales de la periferia de Buenos Aires y es un coctel ideal para suicidas. Se la conoce como Paco y es una mezcla letal elaborada con mínimos restos de pasta de cocaína, vidrio molido, querosén y otros productos químicos, incluso veneno para ratas. Desde 2003, cuando comenzó a difundirse en el Gran Buenos Aires, no ha dejado de sumar adeptos por su bajo precio y la alta adicción que causa, siendo preparada fácilmente en ollas de cocina como cualquier platillo casero.
El terrible brebaje y sus efectos fueron analizados ayer por expertos en un seminario sobre narcotráfico organizado en la capital argentina por la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), ante la alarma en ese país por la expansión del negocio de la droga, que arrecia en relación directamente proporcional a la persecución oficial.
Según los especialistas invitados por la ACDE y citados por la agencia AFP, Argentina persiste como ruta importante del narcotráfico para la salida de la droga hacia Europa desde Bolivia o Perú, dada la complejidad del control de sus fronteras y pese al esfuerzo del gobierno, que este año logró un aumento de los decomisos. Aunque como recordó en la conferencia Juan Ponce Edmondson, cónsul de México en Argentina, a pesar de los “radares, escáneres, policía, perros y todo cuanto se quiera, se estima que se puede llegar a detectar [sólo] un 7% de la droga” que entra en cada país.En sus nuevas formas, la cocaína es disimulada ahora en un gel que se impregna en mochilas, equipaje de mano o fundas para computadores portátiles, dijeron ayer los invitados oficiales. Según Nilda Garré, ministra de Seguridad del gobierno de Cristina Fernández, desde mediados de este año se puso en marcha el “Escudo Norte”, un sistema que incluye 20 radares militares terrestres en el nororeste del país para la detección de vuelos a baja altura y el primer radar militar 3D, con alcance de 400 km y de factura nacional.
En cuanto a Paco, que ataca el sistema nervioso y que por supuesto no se exporta a Europa —donde, como dijo el cónsul Edmondson, se paga el mejor precio por la cocaína— los especialistas precisaron que ésta es parte de los “negocios colaterales” y abaratados de la producción de cocaína, con un mercado cautivo que, al menos durante 2009, no superó en las villas miseria (fabelas) de la periferia capitalina las 50 mil personas, en su mayoría jóvenes y niños desde los 6 años.
Fuente: www.impreso.milenio.com