De acuerdo con un estudio realizado por el Centro Waggoner para la Investigación del Alcohol y las Adicciones, de la Universidad de Texas, Estados Unidos, al ingerir alcohol se estimulan áreas del cerebro que están implicadas en el aprendizaje y la memoria.
En la revista Journal of Neuroscience, se afirma la situación instantánea que causa en la mente de los consumidores: reduce la capacidad de recordar información como el nombre de un amigo, dónde se quedó parqueado el carro; pero el subconsciente aprende y se aumenta el nivel de aprendizaje.Hitoshi Morikawa, el investigador de este experimento comprobó que la exposición repetida al etanol aumenta la plasticidad sináptica de las neuronas en un área clave del cerebro para la memoria.
Algunos asocian la adicción al alcohol a un trastorno de la memoria y el aprendizaje, pero según asevera Morikawa, los alcohólicos no son adictos a la experiencia de placer que obtienen bebiendo, sino al contexto psicológico, al comportamiento y al entorno que rodea el consumo de alcohol.“Solemos pensar en la dopamina como un neurotransmisor de la felicidad, pero en realidad es un neurotransmisor ligado al aprendizaje”, aclara el neurocientífico. “Su principal efecto consiste en fortalecer las sinapsis que están activas mientras se libera”, añade.
Según Morikawa, cuando se bebe alcohol se estimula el sistema dopminérgico, que “le dice al cerebro que lo que está haciendo en ese momento es gratificante, que debe ser recordado y repetido”.Por ello, si al beber alcohol se realiza en un bar con los amigos, con ciertos alimentos, con determinada música, el cerebro procesa un sentimiento de placer. Por eso, en cuanto más frecuente se realicen estas acciones y se libere más dopamina, más adictivo se vuelve el conjunto de experiencias que rodean el consumo de esta droga.Fuente: www.pensarlibre.com