El consumo de marihuana, hasta ahora asociado a alteraciones en la concentración y la memoria, también podría generar una especie de «caos cognitivo» en el cerebro de quienes lo consumen, generándoles una pérdida de coordinación y alteraciones neurofisiológicas y de comportamiento similares a las de la esquizofrenia.
La actividad cerebral se puede comparar con una orquesta filarmónica en la que las secciones de cuerda, metal, madera y percusión se acoplan entre sí al ritmo dictado por el conductor. Del mismo modo, las estructuras específicas en el cerebro se sintonizan en frecuencias definidas: su actividad rítmica da lugar a las ondas cerebrales, y la afinación de estas ondas cerebrales permite el procesamiento de la información para guiar nuestro comportamiento.
Mediante el uso de la tecnología más avanzada, los investigadores midieron la actividad eléctrica de cientos de neuronas de ratas que recibieron un fármaco que imita al ingrediente psicoactivo de la marihuana. Si bien los efectos de la droga en las regiones cerebrales individuales fueron sutiles, la droga interrumpió la coordinación de las ondas cerebrales del hipocampo y la corteza prefrontal -ambas estructuras cerebrales son esenciales para la memoria y la toma de decisiones, y están fuertemente implicadas en la patología de la esquizofrenia.
Los resultados del estudio muestran que, como consecuencia de esta desvinculación del hipocampo y la corteza prefrontal, las ratas fueron incapaces de tomar decisiones acertadas cuando se movían por un laberinto.
El doctor Jones, autor principal del estudio, afirma que «el abuso de la marihuana es común entre los enfermos de esquizofrenia, además, estudios recientes han demostrado que el ingrediente psicoactivo de la marihuana puede inducir síntomas de esquizofrenia en personas sanas. Estos hallazgos son importantes para nuestra comprensión de las enfermedades psiquiátricas, que pueden surgir como consecuencia de la descoordinación de las ondas del cerebro».
Michal Kucewicz, coautor del estudio, añade que «estos resultados son un importante paso adelante en nuestra comprensión sobre cómo la actividad rítmica en el cerebro subyace a los procesos cognitivos en la salud y la enfermedad.»