Tomar alcohol antes de dormir afecta tremendamente la calidad del sueño. Así lo afirma un estudio, que señala que con solo un vaso de vino ya es suficiente para no tener un sueño reparador sino más bien intermitente.
A pesar de que beber alcohol hace que conciliemos el sueño con mayor facilidad, es posible despertarse varias veces a lo largo de la noche, lo que hace que la calidad sea muy mala. La situación es generada porque el alcohol bloquea la fase del sueño REM. Es aquí donde ocurre la actividad de soñar y que ayuda a consolidar la memoria. En esta fase dormimos más profundamente. Si no pasamos por dicho momento nuestro descanso no será completo ya que tendremos un sueño más ligero y por lo tanto despertaremos más fácilmente.
Pero no es el único efecto negativo que genera en el descanso. La relajación muscular causada por la bebida hace que la garganta se distienda y son más probables los ronquidos. Esta situación puede generar también que nos despertemos en medio del descanso. A esto se le suma el efecto diurético, que moviliza al cuerpo de su reposo y dificulta mantener el sueño. Además la deshidratación causada por el alcohol hace que nuestro cuerpo necesite agua y por lo tanto provoque una agitación que nos despierte.
¿Cómo dormir mejor?
El primer consejo, según los expertos, es mantener un horario de descanso regular, es decir, ir a acostarse cada día a una hora similar así como respetar la misma cantidad de horas de sueño cada noche. No hacerlo nos pone en riesgo de sufrir jet lag social –variación en la cantidad de horas de descanso entre días, que provoca somnolencia y fatiga entre otros problemas-.
Otra cosa importante y a tener en cuenta es la realización de actividades que bajen el nivel de tensión del día y favorezcan el descanso. Es recomendable que esas actividades sean realizadas fuera del dormitorio, para que la cama sea psicológicamente asociada solo con el sueño.
También es recomendable tomar sol cada día –principalmente al mediodía-, y eliminar el café de las horas previas al descanso.
