Adicciones

Las consecuencias de una vida sintética

Vivimos en una época difícil, contradictoria. Una época que nos llena de cosas mientras, en diversas áreas, nos vacía. Una época que nos presiona con altos niveles de exitismo y rendimiento mientras propone, de múltiples maneras, aliviar los conflictos, dolores o tensiones personales a través del consumo de diferentes drogas, como son los psicofármacos.

Es ese marco tan complejo como controvertido, la sociedad de consumo impulsa a las personas a ciertos hábitos y conductas que luego terminan convirtiéndose en adicciones.

Efectivamente, mucha gente ni siquiera reconoce a los psicofármacos como drogas y las recomienda a sus pares con total ligereza, como si la experiencia en el consumo les diera potestad para ello. En vez de concienciarnos de los efectos nocivos que pueden provocar sin la supervisión idónea, naturalizamos su consumo (e incluso lo incitamos), como si fuera algo normal y no lo es.

Consumo de psicofármacos ¿a la carta?

Lo peligroso de estas drogas, es que en los casos de abuso o consumo sin supervisión responsable, es que no tratan problemas de salud, sino de bienestar; no buscan curar una enfermedad, sino subsanar una inadaptación o incomodidad. Se convirtieron en una solución farmacológica al desafío agotador de sobrellevar lo cotidiano. 

Los psicofármacos están a la orden del día, se consiguen fácilmente y las personas creen «controlarlas». Y claro está que no es así, ni tampoco fueron concebidas con ese objeto.

Buenos ejemplos para ello son el sildenafil (viagra) y el clonazepam. El primero generalizó sus usos recreativos y se convirtió en la estrella de ventas, cuando su prescripción original apuntaba a combatir la impotencia sexual; y el segundo, representa otro de los éxitos terapéuticos de los últimos tiempos, cuya primera aprobación clínica fue para el control de las convulsiones en las crisis epilépticas.

Los efectos de abusar de una vida sintética

  • LOS OPIOIDES pueden producir somnolencia, estreñimiento y, dependiendo de la cantidad tomada, depresión respiratoria. Una sola dosis de gran cantidad puede causar depresión respiratoria grave o la muerte.

  • LOS DEPRESORES DEL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL (SNC), como los tranquilizantes y/o sedantes, son medicamentos que disminuyen la función normal del cerebro.

A pesar de sus efectos beneficiosos para las personas que sufren de ansiedad o trastornos del sueño, estas drogas pueden ser adictivas y sólo se deben utilizar de la forma prescrita.

Los depresores del SNC no se deben combinar con ningún otro medicamento o sustancia que cause somnolencia, incluyendo bebidas alcohólicas y analgésicos de prescripción. Si se combinan pueden desacelerar la frecuencia cardiaca y la respiración al punto de causar la muerte.

  • LOS ESTIMULANTES son sustancias que incrementan el estado de agudeza mental, la atención y la energía. También aumentan la presión arterial, la frecuencia cardíaca, la glucosa sanguínea; comprimen los vasos sanguíneos y abren las vías del sistema respiratorio.

Las altas dosis de estimulantes pueden provocar alteraciones en el ritmo cardíaco, aumento significativo de la temperatura corporal, insuficiencia cardiovascular o convulsiones.

La dificultad principal que se encuentra en esta adicción es que la persona no es consciente de que es adicta, necesita tomar más cantidad para conseguir el mismo efecto, a la vez que se va perdiendo paulatinamente la capacidad de afrontar, según qué situaciones, sin tomarse una pastilla o el pánico a quedarse sin ellas. Es una adicción severa que requiere un tratamiento integral de terapia cognitiva para promover el cambio conductual y emocional.

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