Fue creada por el profesor Ed Knaus en Canadá en el año 1981 con el fin de alivinar de manera rápida y mediante una única dosis cualquier tipo de dolencia. Su intención era crear un analgésico que aplacara todos los dolores, tal es así que nacio la W-18. En efecto, dicha sustancia cumplió su cometido solo que luego de realizadas ciertas pruebas se encontró un alto potencial adictivo.
Dicha droga se encontraba bajo control y nunca había sido testeada en humanos. Hasta finales de enero de este año, cuando la Policía de Calgary dio una información alarmante: en 2015 habían hallado en varias requisas la poderosa W-18 en las calles, parte del mercado ilegal de drogas recreativas.El anuncio fue hecho por el vocero de la policia de Calgary, Canadá. En declaraciones a BBC Mundo, el coordinador del equipo antinarcóticos de la policía de Calgary, Martin Schiavetta dijo: «Continuamos preocupados de que esta píldora esté en las calles, porque el año pasado tuvimos varios casos de muerte por sobredosis por otro opiáceo, el fentanyl, que de algún modo está relacionado». Y agregó: «Hemos enviado varias pastillas que requisamos tras esa primera incautación para que sean analizadas y estamos esperando los resultados».
La crisis de los opiáceos ya se había disparado con el fentanyl, que es 100 veces más poderoso que la morfina y había sido considerado la «droga del verano» por la policía de Calgary, después de la incautación de 21.000 pastillas durante los primeros diez meses de 2015.
El temor de este país ante la aparición de una droga nueva y más poderosa tiene una justificación: Canadá es el país con mayor número de prescripciones médicas de opiáceos en el mundo, de acuerdo a un reporte publicado por el estado de Ontario.
Otros estudios lo colocan en pie de igualdad con Estados Unidos en número de prescripciones per cápita, como bien señala la académica Tara Gomes, epidemióloga del hospital St Michael’s en Toronto, en un estudio de 2014.
En todo caso, el consumo desmedido de opiáceos recetados es una problemática en alza en los dos mayores países de Norteamérica.
Un informe estadístico entre 2009 y 2014 estableció que al menos 655 personas murieron en Canadá como resultado del consumo de fentanyl, sin contabilizar otros opiáceos.
En los últimos 16 años, solo en el estado de Ontario, uno de los más afectados por la tendencia, se cuentan al menos 5.000 muertes por sobredosis con alguna droga recetada.
Las cifras más recientes indican que la tendencia se ha casi duplicado en un término de cinco años.
Para las autoridades canadienses, la crisis nacional de opiáceos y otras drogas ilegales podría estar a punto de dar un nuevo salto, empujado por la sustancia creada por el profesor Knaus hace más de tres décadas en un laboratorio que ahora ha conseguido un lugar en las calles.
Fuente: Diario La Nación