Sufrir violencia durante la infancia incrementa el riesgo de consumo de cannabis en la adolescencia, según ha puesto de manifiesto un estudio publicado en una revista de la sociedad científica Socidrogalcohol.
Esto no quiere decir que todas las personas que desarrollan abuso de alcohol y drogas hayan sido víctimas de maltrato en su infancia, sino que haber sido victimizadas durante la infancia aumenta la probabilidad de desarrollar un abuso de alcohol y drogas, a partir de la adolescencia.
Las experiencias infantiles adversas pueden ser de maltrato corporal, emocional, sexual o por abandono (corporal o emocional), o bien como consecuencia de adversidades de la pareja parental (agresiones entre los padres, divorcio, encarcelamiento, abuso de alcohol y drogas, enfermedad mental o intento de suicidio).
Las personas que han sido victimizadas en su infancia, revictimizadas posteriormente (en su adolescencia o juventud) y que presentan abuso o adicción, también es más probable que se conviertan en maltratadores de sus familiares y que sean los causantes de la separación conyugal, la disgregación familiar y las dificultades económicas de la familia.
Todos estos factores contribuyen, a su vez, a la victimización de los familiares más vulnerables, como son los niños y los ancianos. Y, finalmente, la misma agresividad que victimiza a otras personas, puede ser lanzada contra la propia persona y puede aumentar su impulsividad y sus conductas de riesgo, auto-destructivas y suicidas.
El artículo sostiene que el abuso sexual o físico durante etapas tempranas de la vida aumenta el riesgo de consumo de cannabis en la adolescencia. Mencionando, también, la alta prevalencia de adversidad durante la infancia, incluyendo abuso físico, abuso sexual, abandono, pobreza y pérdida de padre o separación, relacionándose con un aumento del riesgo de trastornos psiquiátricos.
Las familias disfuncionales y el abuso son los predictores más fuertes de psicopatologías como el abuso de sustancias, así como un historial de maltrato infantil es otro predictor importante de problemas relacionados con el cannabis en la adultez. En conclusión, el hallazgo principal tras la revisión sistemática realizada es que los adolescentes que habían sido víctimas o testigos de abuso físico o violencia durante la infancia, tenían mayor riesgo para el abuso o la dependencia del cannabis.
Además, se sabe que el consumo de cannabis en la adolescencia altera las conexiones y produce fallos en la reestructuración del córtex cerebral, lo que produce alteraciones conductuales, por lo que es probable encontrar deficiencias en la memoria, la fluidez verbal, toma de decisiones y flexibilidad cognitiva. Si, además, el consumo se hace de forma crónica, esto podría conllevar a un deterioro de la inteligencia general, la memoria a corto plazo, la función ejecutiva, el juicio y la impulsividad.